5.7.10

Quien golpea a un niño enseña a golpear (1ra parte)

Esta publicación comienza al revés. Primero las conclusiones dada la importancia y relevancia de las mismas:

"Quien golpea a un niño enseña a ese niño a golpear… y a dejarse golpear"

NO a la violencia en ninguna de sus expresiones !!.


ANÉCDOTA:
La espera en la caja del supermercado era eterna e insoportable para muchos. En especial, para una mamá que luego del segundo berrinche de su hijo (de unos 4 años) cerró la escena con una tremenda cachetada. Silencio. Miradas de desaprobación. Y un niño que se tapaba la cara avergonzado mientras su mamá justificaba: “A veces es necesario un buen chirlo a tiempo”.

¿Cuántas veces escuchamos esa frase? La usan los padres con poca paciencia ante niños caprichosos (¿o poco escuchados?).




INTERROGANTES:


¿Un cachetazo a tiempo es sano y ayuda?



Como dice el refrán: ¿la letra con sangre entra?.



¿Por qué pegar a los niños?



¿Nos entienden mejor de esa forma que cuando les hablamos?



¿Somos hijos del rigor?



¿Nuestros hijos son hijos del rigor?



CRECIMIENTO Y DESEOS DE INDEPENDENCIA:
A los 2 años, los niños pasan por una etapa de deseo de independencia que lleva asociado un desafío a la autoridad, y esa autoridad son las normas establecidas por los padres. Esta etapa del desarrollo del niño se caracteriza, además, por la aparición de las rabietas. Cuando algo no le gusta o se le lleva la contra, suele reaccionar con llantos, pataletas y gritos.

Estos deseos de independencia luego se acentúan con la llegada de la adolescencia.

DEFINICION:
Se define como castigo corporal como el uso de la fuerza física con la intención de causar en el niño una “experiencia dolorosa pero sin lesiones”.

Ejemplos de castigos corporales son: pegarle al niño en la mano o nalga, apretar o pellizcar el brazo, etc.

El castigo corporal a un niño es un acto de discriminación, porque los niños/as son vulnerables, no se pueden defender. Y en el caso que pudieran, no se defienden porque les hemos enseñado que“no deben agredir a los padres”. Ese papá o mamá no le está pegando a un adulto, no es al compañero de trabajo porque sabe que se la puede devolver. Un jefe no le pega un chirlo a un empleado para llamarle la atención. Entonces ¿por qué a un niño sí? Y la respuesta es porque es absolutamente vulnerable.

PORQUE TE QUIERO, TE APORREO:
Si parece tan obvio que el castigo físico dirigido a los niños no es bueno, ¿Por qué sucede tan comúnmente?

Varios son los justificativos:
“Es por su bien” (tratar mal en nombre del bien),

“mejor que llore hoy (por el chirlo) y no mañana (por una supuesta desgracia que podría ocurrir si no se ponen limites)”. ¿No sería mejor prevenir de mejor manera? ¿Estamos seguros que educar con violencia hoy no generara mayor violencia mañana?

Cuando no se puede justificar la violencia, los justificativos que esgrimen los adultos comienzan a direccionarse hacia la intensidad con que se castiga:
“Es solo un golpecito suave”, “la idea no es lastimarlo sino solamente llamarle la atención con el chirlo para que entre en razones”

Esas costumbres de muchos adultos de “maltratar suavemente” a las personas mas indefensas e inocentes de la sociedad deberían ser repensadas. El maltrato, por mas leve que parezca ser, nunca será la solución a los problemas.

Dentro del maltrato no solo entra el castigo físico, sino también los gritos, las amenazas (“no te voy a querer mas”), la descalificación (“sos malo”), entre otras formas. Más allá de lo que haga, que un chico escuche este tipo de frases es muy doloroso.

HERENCIA:
A pesar que corrió agua bajo el puente, aún muchos padres/madres piensan que un chirlo “corrige”, una cachetada “educa”, que de un grito “se aprende”.

Si bien, esos métodos pueden resultar efectivos en algún momento en particular (lográndose que el niño haga o deje de hacer lo que el adulto le dice), los especialistas aseguran que de esa forma sólo se le enseña al menor a responder con violencia, nerviosismo y desborde frente a los problemas.

Para disciplinar no se necesitan golpes ni decir barbaridades, además está prohibido por ley pegar y maltratar a un niño; pero todavía está la creencia social que un chirlo o una cachetada no es del todo incorrecto. Los padres fueron criados de esa forma y repiten el modelo, que pasa de generación en generación.

ESTADISTICAS:
En la Argentina, según un estudio realizado por pediatras del Hospital Gutiérrez, el 68% de los progenitores aún utiliza el castigo físico como método para disciplinar a sus hijos

El estudio realizado en 2007 sobre la base de 475 encuestas, concluye además que el 41% de los consultados había sido castigado de la misma forma. Un sondeo similar llevado adelante por la Academia Americana de Pediatría en los Estados Unidos concluyó que nueve de cada diez padres "nalguea" a sus hijos.


TENDENCIAS:
Los especialistas manifiestan registrar un “notable aumento” de pedidos de tratamiento de padres/madres con niños muy pequeños por problemas de conducta.

Antes, las consultas eran mayormente por chicos de 6 años en adelante, por problemas de aprendizaje, conducta en escuela y hogar, y psicopatológicos (no controlan los esfínteres), entre otros-. Pero en los últimos años se empezó a notar una gran cantidad de consultas en relación a niños de 1 año y medio, 2, en adelante.

Entre los casos más comunes se encuentran chicos que hacen berrinches, no aceptan las reglas ni en el jardín ni en la casa, no aceptan un “no” como respuesta, al decirles “no” se golpean, manifestándose una intolerancia a la frustración.

Se ve una conducta de desborde familiar. Ante un problema o un ‘no’, el chico hace un berrinche, el adulto grita, el chico sigue gritando, el padre se enloquece, se arma toda una escalada de violencia que termina con una cachetada y el nene llorando. No se solucionó nada, queda como que papá/mamá ganó, cuando acá no se trata de ganar ni perder sino de educar.

SILENCIO, DE ESO NO SE HABLA:
La médica psicoanalista Sara Zusman de Arbiser, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, asegura que la violencia doméstica no suele contarse en las entrevistas en las que los padres consultan por sus hijos.

La pediatra advierte que la mayoría de los padres no hablan con nadie de los métodos que utilizan para criar a sus hijos y toman los castigos como naturales porque reproducen el modelo educativo que ellos mismos recibieron.


PORQUE SE LLEGA A LA VIOLENCIA:
Es verdad que criar hijos es una tarea extremadamente difícil y dura en muchas ocasiones, y que el agotamiento y la falta de paciencia nos hacen perder los papeles ante la menor o mayor travesura de nuestros hijos. Pero para eso está nuestra madurez: para poner orden donde hay caos.

Es muy difícil mantener la calma en estos momentos, sin embargo según todos los expertos, precisamente la calma es la mejor lección que podemos transmitir. Las quejas hacia los niños ‘difíciles’ es porque hay padres/madres con este estilo, que no tienen tiempo para dedicarle a los niños/as, que no utilizan pautas de crianza positivas,

Es importante que los padres analicen que parte de culpa tienen ellos mismos en ese proceso de perdida de paciencia que termina generando el chirlo: ¿hay algún factor externo que los tiene mas nerviosos que de costumbre? ¿Se sienten presionados, angustiados, enojados por alguna otra cosa? ¿Le están dedicando a los niños el tiempo necesario o solo el tiempo que “dicen tener disponible”?

Cuando el padre llega al chirlo es porque falló en las formas anteriores de poner límites.

Algo muy común es la creencia de los padres/madres de esperar que su hijo se comporte con una madurez propia de un adulto, y que el pequeño resuelva situaciones muy difíciles para la edad. Estudios realizados muestran que el 83,5% de los padres tiene expectativas por encima del promedio de lo que sus hijos pequeños pueden realizar, esperan que resuelvan situaciones difíciles y a veces imposibles para la edad. Entre las respuestas se ejemplificaron:

Padres de niño de 2 años, “mi hijo/a debe ser capaz de ir al baño sin ayuda”. Con lo que implica ir al baño: subirse al inodoro, hacer sus necesidades, limpiarse y apretar el botón.

Padres de un niño de 3 años: “mi hijo/a debe estar tranquilo cuando converso con otras personas”.

Esta sobreexigencia en algún momento explota conductualmente en la infancia y luego vuelve a rebrotar en la adolescencia.

VIOLENCIA Y MIEDO
A los chicos no se los puede entrenar como a los perros, pegándoles con el diario. Cuando se les pega por lo general dejan de portarse mal y la sensación es que es el chirlo fue efectivo, pero en verdad el chico deja de hacerlo por miedo a que vuelvan a pegarle y no porque haya entendido qué estaba bien y qué estaba mal. El maltrato, deja miedo y mucho dolor en los hijos.

Con una cachetada no marco límites ni me impongo como autoridad. Cuando hablo de autoridad no me refiero a tiranías, ni autoritarismo, sino a la capacidad para tomar decisiones relativas a costumbres, actitudes y caminos a seguir.


INTERPRETACION DEL NIÑO
Es muy probable que si al niño le pegan en casa, entienda que él también puede hacerlo en el colegio o en el parque.

Podrían entender que es posible pegar a alguien cuando hace algo que está mal y como consecuencia, también ellos pueden pegar a sus amigos cuando hagan algo malo según sus criterios. Si estás enojado o nervioso, entonces tiene permiso para pegar.

Los detractores de estos métodos afirman que nunca es un elemento educativo. Si acaso, podría ser una solución de urgencia para aliviar los nervios de los padres en un momento determinado, con pésimas consecuencias en el largo plazo.




IMPACTO REAL Y CONSECUENCIAS:
A esta altura es bien sabido que el castigo físico no tiene nada de positivo. Todo lo contrario. Es lo peor que puede recibir un hijo de sus padres porque bloquea al pequeño, daña su autoestima, le enseña a ser víctima, rompe la comunicación padre e hijo y le hace sentir rabia y tristeza.

Estas situaciones repetitivas son especialmente traumáticas porque los padres que castigan físicamente no son francamente “malos”. Esa violencia coexiste con cuidados y preocupaciones por el bienestar del hijo, lo que genera sentimientos de confusión y de intensa ambivalencia en el vínculo con los padres.”

Según estudios realizados en EEUU se demostró que los castigos permanecen como un predictor significativo de conductas antisociales 2 años más tarde.

Cuando los padres utilizan el castigo corporal para reducir la Conducta Antisocial del Niño, el efecto a largo plazo tiende a ser el opuesto.

Si no alcanza con el sentido común, hay gran cantidad de estudios que indican que los que padecen castigos físicos a lo largo de la infancia tienen más riesgo de sufrir problemas de comportamiento durante la adolescencia.

Es demostrado que la violencia en los niños se asocia a conductas antisociales en la infancia y a violencia y otros crímenes en los adultos.

¿QUE HACER Y QUE NO HACER?
... CONTINUARÁ.

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1 comentario:

  1. Me gusto mucho la nota. Espero la segunda parte para saber que hacer cuando mi hijita le agarra el berrinche!

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